Ahora supongamos que olvidaste este destino al nacer. En su lugar, creaste en tu mente un mapa nuevo de la ruta de la vida que prefería: tener una buena salud, la pareja perfecta, el matrimonio perfecto el éxito profesional, y una vida en abundancia de cosas y porque no en el camino una muerte feliz y sin dolor cuando tengas 150 años claro se requiere tiempo para disfrutar todo verdad.

Infortunadamente para ti, es muy probable que tu esencia interna mental trace un camino más extraño y emocionante, con subidas, bajadas, profundidades, cuevas espeluznantes, precipicios aterradores y curvas cerradas. Lo que significa que tu destino no es en absoluto lo que crees que quieres. Lo que significa que mientras conduces por el camino de la vida, habrá momentos en los que tu yo esencial planee dar la vuelta, aunque ciertamente no lo hagas.

Y es allí donde nace el gran conflicto de vivir con el “Alma apagada.”

«¿Hice algo para merecer esto?» Solo que esta vez, la pregunta surgirá de una sensación de abrumadora gratitud, no de un dolor desbastador.

Por cierto, la respuesta a esa pregunta es ¡sí!. Hiciste algo para merecer esto. Tuviste el coraje de seguir transitando el precario camino de la vida. Mereces ser guiado. Y recompensado. Y, cuando todo lo demás falla, necesitas saber que dentro de ti estan las bases para mantenerte de pie siempre y cuando acudas a ellas.